
El alumnado de 3º ESO de la asignatura de Cultura Clásica visitaba Las ruinas de la ciudad romana de Andelos resurgen de la tierra. En silencio yace la urbe que en el pasado acogió parte de la prosperidad del Impero Romano. Sus calles y viviendas, sus tiendas, sus termas y fuentes, sus creencias y tradiciones traen del lejano pasado el recuerdo y la historia de aquella ciudad que nos ha legado una extraordinaria obra de ingeniería civil en buen estado de conservación: el sistema de abastecimiento de agua de la ciudad.
El acceso al yacimiento se realiza a través del Museo Arqueológico de Andelos, inaugurado en 2003. Es el punto de partida para lanzarse a descubrir los misterios de esta ciudad milenaria a través de distintos bloques monográficos que relatan el origen de la villa, los primeros contactos con la civilización romana, la arquitectura y los modos de vida.
El recorrido comienza en el cardo o calle porticada. Aquí puede contemplar las bases de los arcos del acueducto que llevaba el agua desde la presa hasta la ciudad tras recorrer 3,5 kilómetros. En la actualidad sólo se conservan esos restos, vestigios de aquel largo brazo de piedra que abastecía la ciudad. Camina desde allí hasta la antigua lavandería-tintorería e imagínate inmerso en un ambiente lleno de aromas y colores.
Divisa después el tramo final del acueducto que a pocos metros moría en el castellum aquae, donde comenzaba la distribución del agua por la ciudad. Este depósito servía para repartir y dividir el caudal. Seguidamente atraviesa la fuente o ninfeo, cuyos alrededores seguramente se convirtieron en un punto de encuentro y charla.
A continuación, atravesando la ciudad en dirección noreste, puedes proseguir tu visita situándose al comienzo del decumanus, uno de los ejes perpendiculares que atraviesa la ciudad. Lo primero que puedes encontrar a tu derecha es el acceso a la casa del peristilo o patio porticado con pozo. Prosiguiendo por el decumanus, accede a la casa de Baco y déjate seducir por el dios del vino.
El final del decumanus conecta perpendicularmente con el cardus, que sigue la dirección norte-sur. En esta calle se desarrollaba buena parte de la vida social de Andelos, ya que se trataba de una zona residencial, compuesta por amplias casas y edificios públicos como las tiendas o las termas. Éstas ofrecían unos servicios muy completos, sin nada que envidiar a las instalaciones más modernas de siglos posteriores. Existía una zona de vestuario, una sauna, baños calientes, baños fríos e incluso zonas de ambiente intermedio entre estos dos últimos. Ya en la palestra, lugar donde se realizaban los ejercicios gimnásticos y juegos, los andelonenses esculpían su cuerpo y liberaban su mente.


